Explorando el castillo de Íllora, en la provincia de Granada.
Sábado, 5 de Febrero 2022
Íllora se asienta en el regazo de la Sierra de Parapanda asomándose al paisaje multicolor de olivos,huertas y tierras de labor de la vega del Genil, y al Este, Sierra Nevada.
Se sitúa en la Subbética granadina y posee un clima mediterráneo, continental y una empinada ortografía.
Las curvadas y estrechas calles del casco antiguo se adaptan al terreno en torno a los dos núcleos de la población: el castillo y la iglesia. Nombres como "Cuestezuela", "Cuesta de las pilas" y "Cuesta del Pilar Alto" nos adelantan la elevada inclinación de su trazado irregular. Las casas encaladas de "Las Camaretas", adosadas a los escarpes rocosos del castillo, situadas en su momento en los arrabales de la fortaleza, recuerdan a los barrios populares de las ciudades del norte de África.
EL CASTILLO DE ÍLLORA
La construcción original es del periodo califal(siglos IX y X). Tuvo una gran importancia estratégica en la defensa de la Vega de Granada frente al avance cristiano sobre el inexpugnable peñón que domina el pueblo, estuvo en permanente conexión con los castillos de Moclín y Montefrío a través de una red de torres. En el siglo XVI se derribó la mayor parte de las construcciones del conjunto y sus ruinas sirvieron desde entonces de cantera de materiales de construcción. Desde finales del siglo XVIII, la plataforma superior del castillo y sus laderas se reutilizaron como simple terreno de cultivo. la Alcazaba, con su cinco torres, conserva tres almenas conocidas popularmente como "dientes de la vieja". Además de los dos aljibes del interior del recinto, los trabajos arqueológicos han sacado a la luz otros dos en la zona de la alcazaba y uno en la torre del homenaje. Con su gran capacidad de almacenamiento abastecían de agua a la población en caso de asedio. El aljibe más antiguo del siglo X, fue sellado en el siglo XVI por lo que se ha conservado prácticamente intacto, con huellas de los distintos niveles de agua y objetos olvidados tras su abandono.
La villa, principal espacio habitado en época medieval, tiene unos 2000 m2. Es destacable su puerta de entrada con cimientos de época califal que, de un sencillo arco de herradura apuntado, pasó en época nazarí a la actual puerta en recodo.
La restauración llevada a cabo en el Castillo de Íllora ha permitido reconocer y resaltar tres singularidades notables de esta fortaleza: su complejo cuerpo de acceso, una estructura urbana medieval intramuros completa, compuesta por dos barrios, y un destacado complejo hidráulico. Un mirador sobre la torre circular rehabilitada permite contemplar el foso y el camino bajo de ronda.
Comentarios