Explorando Andújar un lunes de Mayo de 2022

 Lunes, 23 de Mayo de 2022


Andújar, cabecera de la comarca de la campiña de Jaén.

Hoy es de esos lunes que te sorprenden y te sacan de tu rutina habitual. Mi pareja, por motivos laborales iba hoy a pasar el día en Andújar, y me dijo de acompañarle, así que como yo tenía hoy poco trabajo,  decidir ir. No conocía este bello municipio, y sentía mucha curiosidad, lo cual es habitual en mi mente viajera. Si siempre pienso que un pueblo o una ciudad nunca se terminan de conocer pues siempre hay cosas que aún te faltan por descubrír, más aún pasa ésto cuando nunca has visitado algún enclave en concreto de nuestro inmenso país, y en este caso tratándose de un municipio tan importante y poblado de la provincia de Jaén como es Andújar, las expectativas se multiplicaban considerablemente.

Su término municipal está dividido por el río Guadalquivir, quedando al norte el Parque Natural de la Sierra de Andújar, perteneciente a Sierra Morena y al sur la vega y campiña.

A los ciudadanos de Andújar se les ha conocido como iliturgitanos,​ al menos desde el siglo XVI, y ello a pesar de que, según estudios arqueológicos realizados en la zona, la actual Andújar no se ubica en el asentamiento de la primitiva Iliturgi.

El extenso término municipal de Andújar cuenta con dos zonas bien diferenciadas: Sierra Morena y la campiña del Guadalquivir. Al norte del río Guadalquivir, que recorre el municipio de este a oeste, se encuentra Sierra Morena, donde se incluye el  Parque Natural de la Sierra de Andújar. Se caracteriza por relieves ondulados en la zona central, paisajes abruptos en el curso de algunos ríos y arroyos y relieves quebrados en toda la franja norte. En esta zona montañosa de Sierra Quintana, se encuentra el Pico Burcio.  Entre estas elevaciones desciende el río Jándula, que represa sus aguas en el embalse de Jándula . Al sur del río se extiende la campiña del Guadalquivir, que está a una altitud media de 250 metros. El núcleo urbano se alza a 212 metros sobre el nivel del mar, al norte del río.



Tradicionalmente enfocado al sector primario con gran importancia de olivos, cereales, legumbres y algodón. Han sido también importantes las industrias derivadas de los mismos. Igualmente destaca el aporte por cacerías de caza mayor (monterías) y la elaboración de artesanía. También tiene una importante actividad alfarera, que se remonta hasta hace más de 2000 años. Ya la antigua Isturgi era uno de los dos mayores centros de producción de cerámica de la península ibérica en el siglo I d. C.



Aunque en la segunda mitad del siglo XX, la ciudad destaca por una fuerte presencia manufacturera en contraste con un entorno mayoritariamente agrícola y ganadero, a final de siglo esta va desapareciendo. Durante este intervalo Andújar acoge en gran número industrias textiles y conserveras, que ocupaban principalmente a mujeres de la localidad, así como ceramistas industriales y un importante centro de transformación de semillas oleaginosas, coloquialmente llamado «La Koipe» en atribución a la empresa de capital vasco que estableció una gran planta en este periodo, son los principales clientes de un nutrido y activo tejido industrial formado por pequeños talleres que hacen de la ciudad un núcleo industrial de gran valor, comparable a ciudades vecinas con mayor tradición en el sector secundario, como Linares y Jaén. La fuerte competencia exterior y otros factores que afectan por igual al sur de España, hacen imposible escapar a la economía de Andújar de los estragos de un desmoronamiento progresivo de los pilares en los que durante estas décadas se ha basado el medio de vida de gran parte de la población de la zona. Gran cantidad de mano de obra cualificada es incapaz de adaptarse a un nuevo entorno empresarial en el que prima la reducción de costes y las empresas de carácter industrial se ven abocadas al desmantelamiento. 


La actividad económica de Andújar a finales del siglo XX y principios del XXI se centra en el pequeño comercio, al igual que grandes superficies comerciales nacionales y foráneas empiezan a colonizar áreas de nueva urbanización para satisfacer las demandas consumistas de la población. La desaparición de un potente y constante tejido industrial da lugar en los primeros años del siglo XXI a un floreciente sector de la construcción que emplea a numerosos trabajadores, ya sea para participar en las nuevas edificaciones locales o en las obras residenciales y públicas que irán surgiendo sin parangón alguno por toda la geografía española en ese tiempo.

El fin de la denominada «Época dorada del ladrillo» coincide con la eclosión de la crisis económica-financiera en el año 2007, cuyos efectos en Andújar son un aumento inusitado del número de desempleados, una caída de la renta per cápita y por tanto un consecuente descenso de los índices de consumo en los comercios y servicios de la localidad. La ausencia de un tejido industrial vuelca la mirada de gran parte de la mano de obra hacia las campiñas y campos de olivar en busca de un puesto refugio, pero la modernización y mecanización que ha sufrido este sector hace imposible la absorción de todo este capital humano desempleado.



Los patrones son San Eufrasio y la Virgen de la Cabeza. La fiesta más destacada es la Romería de la Virgen de la Cabeza, que siempre se celebra en la semana del último domingo del mes de abril. El jueves, en el que se hace una ofrenda de flores a Nuestra Señora la Virgen de la Cabeza en la plaza del Ayuntamiento, el viernes que son las entradas de las distintas cofradías de toda España por el puente romano, el sábado, mucha gente sube en carretas y en caballos al santuario de la Virgen, mientras que otras van a pasar el día a la sierra donde a la hora de comer se reúnen con las carretas. Por último, el domingo cuando el santuario se llena de iliturgitanos dispuestos a ver a la madre de Sierra Morena paseando por las plazoletas y entre las carretas. La leyenda cuenta que un pastor de Colomera,  llamado Juan Alonso de Rivas se encontraba en la noche del 11 al 12 de agosto de 1227 cuidando el ganado de un vecino de Arjona, cuando comenzó a ver unas extrañas luces en lo alto de un cerro y a oír el sonido incesante de una campana. Subió a la cima del monte y allí encontró una Imagen de la Virgen de la Cabeza.


Se celebra la Feria de septiembre, con origen en una feria ganadera, que, actualmente, tiene un menor protagonismo, pero sigue recibiendo expositores de ganado.

El plato típico es la carne de monte, un guiso de carne de ciervo en adobo. La singular gastronomía de Andújar tiene su más destacada expresión en la carne de caza: ciervo, jabalí, conejo, perdiz..., aderezados a su vez con especias procedentes igualmente de su sierra. Con el fruto de su naturaleza sedimentado por el paso de los años, la gastronomía de Andújar condensa los aromas de sus carnes de caza, aquí de monte, y salpica sus platos con el sabor inconfundible de su extraordinario aceite de oliva.

Para las carnes procedentes de la caza mayor, el clásico condimento es el adobo, al que cada cocinero/a procura imprimir su sello personal. La perdiz en escabeche o con habichuelas puede seguir a un revuelto de espárragos trigueros o a una larga serie de platos confeccionados a partir de los productos de la huerta. Naturalmente, también se prodigan los postres entre los que cabe destacar las gachas, plato típico de la sobremesa campestre en el día de todos los Santos.


















El actual Ayuntamiento se ubica en el edificio que se construyera entre 1620 y 1631 para Casa de Comedias, función que mantuvo hasta 1680, año en el que el cabildo se comprometió a no realizar representaciones teatrales en las ciudad por recomendación de la monja Trinitaria Sor Lucia Pérez de Yáñez, para quién “el destierro de las comedias y representaciones ilícitas y la celebración anual del día y fiesta de la octava de la Purísima Concepción” serían medidas muy necesarias para liberar a la población de la terrible peste. Las consecuencias de la peste de 1680, aproximadamente seis mil victimas, y la penosa situación económica y social por la que atravesaba Andújar desde ese momento fueron motivos más que suficientes para que las representaciones teatrales finalizarán. A partir de entonces , a este edificio se le dió diferentes usos, principalmente para alojamiento de tropas, lo que conllevaría  su deterioro.


Tres pisos componen su hermosa fachada: en el primero un pórtico y en el segundo y tercero una galería a modo de mirador para los festejos taurinos de la época. Se remata el edificio con una airosa balaustrada, articulada con pilares rematados con pináculos, que se hacen coincidir con las columnas del pórtico. Esta fachada presenta una clara orientación italianizante y se puede ubicar dentro del  manierismo más clasicista, aunque por su cronología se encuentre ya en la frontera con el barroco. Desde su construcción se convirtió en el edificio más emblemático de la arquitectura civil local. En 1668, Lorenzo de Magalotti, narrador que acompañaba a Cosme III de Médicis en su viaje por España y Portugal, lo destacaba por encima de todos los demás edificios. 

El terremoto de Lisboa de 1755 afectaría la estructura del edificio, quedando éste en un estado lamentable y no operativo para su antigua función, tal como reconocía el corregidor de la ciudad, don Manuel Francisco de Irivarri, en 1778. A partir de 1787 los capitulares expresaron su intención de trasladarse a la antigua Casa de Comedias, por el mal estado en el que se encontraba la casa consistorial de la plaza de Santa María. En la sesión municipal del 22 de mayo de ese mismo año, se leía la autorización para reparar la Casa de Comedias, cuyo coste se elevaba a 121.600 reales de vellón, cantidad que se superó con creces por no haberse presupuestado correctamente los gastos. El autor del proyecto de remodelación fue Juan de Mata Martínez, natural de Andújar y profesor de arquitectura, aunque su proyecto sería retocado en la Real Academia de San Fernando por Manuel Martín Rodríguez, sobrino del arquitecto Ventura Rodríguez. Juan. de Mata Martínez se encargaría también de ejecutar el medio relieve en piedra con las figuras alegóricas de la Justicia y la Paz, que se encuentra sobre el arco del balcón, por lo que cobró  200 ducados.

La remodelación alteró los miradores al empotrarse entre las arcadas nueve y doce una fachada neoclásica y una sala contigua, que se concibe como vivienda del corregidor. El nuevo cuerpo central es un rectángulo organizado en dos pisos y rematado por un frontón triangular. En el primero, la puerta con arco de medio punto y almohadillado corrido. Cinco potentes ménsulas soportan el voladizo del balcón del segundo piso. El vano del balcón, en correspondencia con el de la puerta, de medio punto abocinado y derrame en las jambas. Sobre el vano, un relieve de la Justicia y la Paz, y flanqueándolo pilastras pareadas de orden jónico. El reloj del frontón se añadió en 1920.

El edificio se sometió a una profunda remodelación entre 1997 y 2000, recuperando todo el esplendor de antaño. Se le añadió un nuevo cuerpo en su parte trasera, caracterizado por la la funcionalidad, la simplicidad de las formas y la continuidad del espacio.










































































La Torre del Reloj

Torre almenada, construida con hileras de piedra y ladrillo, con un mirador en su parte superior, enmarcado entre cornisas y con ventanas de medio punto pareadas en todos sus frentes.

Bajo el escudo aparece un bello reloj, labrado en piedra y de elegante factura, que, probablemente, diera nombre a la nueva construcción. Reloj que en el momento actual carece de función, pues de él tan sólo persiste su esfera labrada. Reloj que sería sustituido, seguramente en el siglo XIX, por aquel que vemos por debajo del cuerpo mirador.

Todo parece indicar, según las actas capitulares del siglo XVII, que la Torre del Reloj era un elemento anexo a la cárcel real con la que estaba comunicada. El 12 de septiembre de 1653 se relata en las mismas que un preso había huido a través de la torre por el descuido del relojero, motivo por el que sería castigado y sustituido. Torre de vigilancia desde donde se visualizan las calles y gentes de Andújar y desde donde se marcaba el ritmo laboral de sus vecinos. En el momento actual, la Torre del Reloj, es, sin duda, uno de los elementos más representativos de la monumentalidad de la ciudad de Andújar y parte consustancial de la morfología de la plaza de Santa María

En el frente oeste y a media altura encontramos el escudo imperial de Carlos V y un reloj labrado en piedra. En el primer elemento ornamental, un águila bicéfala porta la corona imperial y el Toisón de oro bordea el escudo. En el cantón diestro el linaje de los Trastámara y de los Habsburgo y en el siniestro el de la Casa de Avís, que corresponden a Carlos V y a su esposa Isabel de Portugal, respectivamente. Su presencia se debe a la coincidencia de la ejecución de la obra con el reinado de Carlos V, pues era costumbre en la época dejar testimonio del monarca reinante en las nuevas construcciones. Escudo imperial que a los andujareños les recuerda, además, su fidelidad al monarca en los años de la guerra de las Comunidades, formando parte de la Junta de las Ramblas. No era de ese mismo parecer su alcalde mayor, Francisco de Vergara, que “sentía simpatía por los Comuneros, y enterada la ciudad de los manejos que traía con ellos, se indignó de tal forma, que en pleno Cabildo le quitó la vara de la justicia”. De la lealtad y obediencia de la ciudad quedó muy complacido el emperador y prueba de ello fue la carta que remitió el 20 de julio de 1520, desde la ciudad de Îpres, en la que agradecía la actitud de la ciudad hacia su persona en aquellos difíciles momentos.

La única fuente documental que existe en el día de hoy sobre esta construcción se encuentra en su frente oeste y dice:"Reinando su majestad y siendo/ corregidor de esta ciudad el muy magnifico caballero Francisco/ de Alarcón veinticuatro de Granada y su alcalde mayor el bachiller Sancho Díaz/ de Baeza se acabó el veinte de agosto de mil quinientos treinta y cuatro años. Mayordomo Alonso Yáñez."





































El día no dió para más y se quedaron muchas cosas por ver en Andújar , por lo tanto habrá que regresar.


Pasé por otro bello pueblo de Jaén, Lopera, pero apenas pude visitarlo, pero al menos tomé unas fotos. Espero  conocerlo mejor en otra ocasión. 




Para saber más de Lopera podéis pinchar el siguiente enlace: 

https://www.loperaturismo.es/



Fin

Fotos hechas por Meps(Maria Elia Pertiñez Soria) 

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